En el artículo anterior hablábamos sobre la figura del notario, sus antecedentes históricos y cómo ha ido evolucionando la profesión a lo largo del tiempo. En esta entrada vamos a centrarnos en lo referente a nuestro país y en la situación actual que ocupa el notario dentro de la sociedad de hoy en día.
Si nos remontamos a los orígenes del Notariado en España, debemos irnos hasta 1255 cuando el Fuero General de Jaca y el Fuero Real de Castilla otorgaron a la carta sellada por notario la máxima autoridad. Así, las partidas del rey Alfonso X el Sabio consideraban al Notariado como una función pública y regularon su actuación, estableciendo las bases que se mantendrían vigentes hasta la ley de unificación de 1862, aún en vigor.
Historiadores e investigadores hoy en día acuden a los archivos notariales con la intención de encontrar o profundizar sobre hechos históricos que estos albergan.
En la actualidad el Notariado español ha apostado por la adopción de las nuevas tecnologías y su implementación en la profesión, siendo uno de los colectivos profesionales más activo en el proceso de implantación de la Administración electrónica, amoldándose a las demandas sociales del nuevo siglo. Desde el año 2000 la apuesta tecnológica ha sido enorme, suponiendo una gran inversión, lo cual ha permitido afrontar los nuevos retos y necesidades que la sociedad actual requiere.